De ahí que la labor de los recicladores se torna fundamental para lo que ahora se denomina economía circular. En Ecuador, el panorama es similar y de acuerdo a Latitud R, habría 20.000 recicladores de base.
De ellos, alrededor de 600 forman parte de la cadena de trabajo de una de las empresas pioneras en reciclaje local: Fibras Nacionales. Así lo señala Leonor Silva, gerente administrativa de la firma con más de dos décadas de experiencia en el negocio.
No son recicladores, si no microempresarios
La ejecutiva reconoce el término recicladores de base, pero en la empresa, que pertenece al Grupo Mario Bravo, un holding especializado en reciclaje, los denominan microempresarios.
“Ellos fueron el primer eslabón en la cadena de crecimiento de esta industria y luego el sector comercial, empresarial, bancario, escuelas, colegios, etc.”, detalla Silva, quien individualmente tiene 30 años inmersa en este mundo.
Según sus cifras, cada mes llegan alrededor de 2.500 toneladas de residuos a la planta situada en el km 7.5 de la vía a Daule, en el norte de Guayaquil. Ahí receptan cartón, papel, plásticos, chatarra, vidrio y metales no ferrosos.
Hay un tratamiento de los desechos
En un recorrido, constatamos la recepción de los productos, su clasificación, embalaje y destino para otras industrias encargadas de su procesamiento.
Silva detalla que cada producto ya tiene un destinatario específico, por ejemplo en el caso de los cartones, estos vuelven a las fábricas cartoneras para ser molidos y elaborar nuevas cajas. “En este caso las enviamos a fábricas ubicadas en Marcelino Maridueña, Cuenca y Guayaquil”, especifica la experta.
El tratamiento es más minucioso en el papel, puesto que este se clasifica y se lo distribuye según un requerimiento específico de las empresas, sobre todo las que elaboran papel higiénico y servilletas.
Los plásticos que llegan a Fibras Nacionales vuelven a utilizarse, según su tipo. Puede ser en elaboración de tuberías de riego, esquineros para cajas de banano o para fabricar productos de la línea hogar.
“El 60% del volumen de materiales recibidos viene de la industria, el comercio y el consumo de los hogares, y el 40% ingresa por el lado de los microempresarios que recogen los residuos en la calle”, explica Silva. Las actuales 2.500 toneladas a las que se refiere Silva son apenas entre el 45 y 50% de lo que registraron en promedio hace exactamente un año. Es decir, antes de la pandemia y las restricciones.
Pandemia ralentizó la actividad
“Todavía no vemos una recuperación. No quiero ser pesimista, pero tampoco irreal. La pandemia nos ha paralizado a nivel comercial, industrial y una recesión económica que hace que el consumo no se incremente en el mercado”, explica la ejecutiva, para quien el reciclaje es el termómetro del comercio.
Entre los servicios con los que también cuenta Fibras Nacionales está la destrucción de documentos bancarios. También artículos que no pudieron completar su proceso de desaduanización o en los cuales la institución halló irregularidades y ordenó su destrucción a través de un gestor legalmente autorizado. Precisamente durante nuestra visita, el pasado viernes, constatamos este último caso.
Ver enlace: La labor de los recicladores es clave para la economía circular
Añadir comentario